lunes, 7 de noviembre de 2011

UN VIEJO AMIGO CAP.8

Alex bajo del auto para abrirme la puerta del copiloto, mi mamá lo miraba raro, como si lo supiera todo, como si presintiera que Alex era un vampiro. Ambos caminamos a donde estaba Clarise sin olvidar claro que estábamos muy muy nerviosos.

-mamá te presento a Alex, Alex ella es mi madre Clarise Monroow-dije mientras miraba el inexpresivo rostro de mi madre.

-mucho gusto señora, Alex Frishenvalden - dijo Alex tomando su mano con caballerosidad.

-es un placer joven- dijo mi madre aun inexpresiva.

-me he tomado la libertad de traer a su hija a casa, espero que no la moleste.

-al contrario me alegra que llegue sana y salva a casa, gracias.

-bien debo irme, te veo mañana Anihe asta luego señora, fue un placer-dijo Alex despidiendose.


Mi madre mantenía una mirada inexpresiva, como si presintiera que Alex era diferente al resto de los humanos normales, pero talves por el momento no sospechaba que el era un vampiro. Al entrar Clarise aun se mantenía seria solo miraba fijamente la ventana como esperando que alguien llegase.

-¿Pasa algo?-pregunte intrigada.

-Es muy apuesto aquel chico- dijo sin mirarme.- ¿ Ay algo que deba saber sobre el?

-No- respondí perpleja, era oficial ella lo sabia y todo esto ocasionaria problemas graves problemas .

-Bueno confiare en ti, es tarde ve a dormir, por cierto ay un regalo para ti en tu recámara- dijo aun seria.

Subí a mi habitación un poco perpleja, pues a decir verdad el sentido para detectar vampiros de mi madre era tan malo como el mio. Al llegar a mi habitación, de nuevo sobre mi cama había una rosa roja, casi tan roja como la sangre. Mientras miraba aquella rosa roja pensaba en las concecuencias de mis actos, en la forma en que desataría una guerra por solo un sentimiento, en la cantidad de vidas que se verian involucradas tratando de evitar que Alex y yo siguieramos juntos, pero talvez, solo talvez, todo valdria la pena. De pronto un rechinido de la puerta llamo mi atencion, me gire para ver y entonces lo vi ahi de pie, era el, era Leo.

-¡Leo volviste!-grite emocionada mientras me lanzaba a sus brazos.

-Valla que haz cambiado te vez tan hermosa, ya no eres la niña que me regalo esto-dijo mostrandome un dije de madera en forma de corazon, que yo habia echo para el mi mejor amigo.

-Aun lo conservas, crei que tu...

-¿Que me habia olvidado de ti? Eso seria imposible, no pude soportar verte llorar cuando nos despedimos.

-Pero aun asi te fuiste.

-Any, era un niño mis padres me habian olbigado a irme a vivir a España.

-Yo tambien era una niña, una niña de trece años que habia visto irse a su mejor amigo.

-Jamas quise lastimarte Any.

-Lo se pero, nunca llamaste, ni una sola carta mandaste, ni siquiera un correo.

-No podia.

-No sabes lo dificil que fue, asimilar que jamas volverias.

-Pero ya estoy aqui y sigo enamorado de ti.

Leo comenzo a asercarse lentamente a mi y entonces una avalancha de emociones, sentimientos y recuerdos se apodero de mi, el habia sido mi mejor amigo desde que habiamos nacido, nuestras madres eran amigas, y nacimos el mismo dia, cresimos juntos, sin duda eramos el uno para el otro ambos compartiamos el gusto por las plnatas y los animales y yo siempre estuve enamorada de el y alguna vez dije que me casaria con el, y talvez lo pensaba antes de conocer a Alex e incluso esperaba su regreso aun cuando estaba con James .

-Es tarde Leo-dije entre sollozos.

-Nunca es tarde- respondió.

-Ahora si es tarde muy tarde-repeti.

-Es por el ¿cierto?- pregunto bajando la mirada.

-Si- murmure mientras de sus ojos brotaban dos lágrimas que al haber caído al suelo inmediantamente dieron vida a una hermosa orquídea, lo cual era señal clara de que el aun me amaba sinceramente.